lunes, 31 de octubre de 2016

La teoría religiosa de Freud

     "Recapitulando nuestro examen de la génesis psíquica de las ideas religiosas, podremos ya formularla como sigue: tales ideas, que nos son presentadas como dogmas, no son precipitadas de la experiencia ni conclusiones del pensamiento: son ilusiones, realizaciones de los deseos más antiguos, intensos y apremiantes de la Humanidad. El secreto de su fuerza está en la fuerza de estos deseos. Sabemos ya que la penosa sensación de impotencia experimentada en la niñez fue lo que despertó la necesidad de protección, la necesidad de una protección amorosa, satisfecha en tal época por el padre, y que el descubrimiento de la persistencia de tal indefensión a través de toda la vida llevó luego al hombre a forjar la existencia de un padre inmortal mucho más poderoso. El gobierno bondadoso de la divina Providencia mitiga el miedo a los peligros de la vida; la institución de un orden moral universal, asegura la victoria final de la Justicia, tan vulnerada dentro de la civilización humana, y la prolongación de la existencia terrenal por una vida futura amplía infinitamente los límites temporales y espaciales en los que han de cumplirse los deseos."

S. Freud, "El porvenir de la ilusión" (1923)



     Sigmund Freud (1856-1939) fue un médico especializado en neurología que se interesó en la curación de la histeria por medio de la hipnosis. Más tarde, desarrolla un método denominado "asociación libre de ideas", que consiste en averiguar los sentimientos y deseos ocultos del individuo en cuestión de manera indirecta, generalmente mediante el uso de imágenes. De este modo, el paciente expresa sus problemas más íntimos sin ser verdaderamente consciente de ello. Esta es una de las ideas del ilustre médico, las cuales no se difundieron hasta el año 1900.

     La idea principal del texto es la de que la religión no es más que una ilusión, una invención de nuestra psique que, ante una enorme sensación de impotencia, se ha visto obligada a fabricarse un "padre perfecto e inmortal" para de alguna forma cubrir esa necesidad de protección que tanto ansía.
Por otro lado tenemos la justificación de todos los hechos que acontecen como parte de un plan divino, esto es, la tendencia del ser humano a confiar en la voluntad de Dios, lo cual en realidad es simplemente una forma de desentenderse de sus principales preocupaciones y dejar que sea el ser supremo pertinente quien elija.
Además, se defiende la teoría de que la religión lleva más allá del infinito todos los deseos de la Humanidad, como es el caso, una vez más, de la existencia de un ser que nos proteja allá donde vayamos y hagamos lo que hagamos.

     Por último, apreciamos el pensamiento del autor al hablar de la religión como una ilusión, pues para Freud los creyentes tienen una necesidad de calmar su frustración, la cual es causada por no poder aceptar determinados hechos como la muerte. El autor afirma que la religión no es más que una especie de narcótico para que los "enfermos" (los creyentes) puedan saciar dicha necesidad y que las oraciones y los ritos religiosos tienen como objetivo calmar la ansiedad. Sin embargo, también habla de ella como una ilusión necesaria pues, ciertamente, de ella depende principalmente la evolución de la historia de la Humanidad.




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