martes, 22 de noviembre de 2016

Friedrich Nietzsche, un verdadero "superhombre"

"El loco"

 
     ¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en pleno día y corrió al mercado gritando sin cesar: "¡Busco a Dios!" Como precisamente estaban reunidos muchos que no creían en Dios, sus gritos provocaron enormes risotadas. "¿Es que se te ha perdido?", decía uno. "¿Se ha perdido como un niño pequeño?", decía otro. "¿O se ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se habrá embarcado? ¿Habrá emigrado?" Así gritaban y reían alborozadamente. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. "¿Que a dónde se ha ido Dios? -exclamó-, os lo voy a decir".
"Lo hemos matado: ¡vosotros y yo! Todos somos su asesino. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hicimos cuando desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde caminará ahora? ¿Hacia dónde iremos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos caemos continuamente? ¿Hacia delante, hacia atrás, hacia los lados, hacia todas partes? ¿Acaso hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada infinita? ¿No nos roza el soplo del espacio vacío? ¿No hace más frío? ¿No viene de continuo la noche y cada vez más noche? ¿No tenemos que encender faroles a mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No nos llega todavía ningún olor de putrefacción divina? ¡También los dioses se pudren! ¡Dios ha muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo podremos consolarnos, asesinos entre los asesinos? Lo más sagrado y poderoso que poseía hasta ahora el mundo se ha desangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién nos lavará esa sangre? ¿Con qué agua podremos purificarnos? ¿Qué ritos expiatorios, qué juegos sagrados tendremos que inventar? ¿No es la grandeza de este acto demasiado grande para nosotros? ¿No tendremos que volvernos nosotros mismos dioses para parecer dignos de ella? Nunca hubo un acto tan grande y quien nazca después de nosotros formará parte por mor de ese acto, de una historia más elevada que todas las historias que hubo nunca hasta ahora". Aquí, el loco se calló y volvió a mirar a su auditorio: también ellos callaban y lo miraban perplejos.
     Finalmente, arrojó su farol al suelo, de tal modo que se rompió en pedazos y se apagó. "Vengo demasiado pronto -dijo entonces-, todavía no ha llegado mi tiempo. Este enorme suceso todavía está en camino y no ha llegado hasta los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de los astros necesita tiempo, los actos necesitan tiempo, incluso después de realizados, a fin de ser vistos y oídos. Este acto está todavía más lejos de ellos que las más lejanas estrellas y, sin embargo son ellos los que lo han cometido."
     Todavía se cuenta que el loco entró aquel mismo día en varias iglesias y entonó en ellas su Requiem aeternan deo. Una vez conducido al exterior e interpelado contestó siempre esta única frase: "¿Pues, qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?"
F. Nietzsche, "La Gaya Ciencia"



     Friedrich Nietzsche, profesor de filología clásica, admirador de Schopenhauer e íntimo amigo de Wagner, nace en 1844 en el seno de una familia de pastores protestantes. Más tarde, en 1871, enferma y decide retirarse de su profesión en aras de buscar la salud y el reposo que necesita. Desafortunadamente, la enfermedad acaba con su vida en 1900.

     Sin lugar a dudas, la idea fundamental del texto anterior es que Dios ha muerto. Pero, ¿qué significados puede tener esta afirmación? En primer lugar, que la fe cristiana se encuentra en un periodo de decadencia. Este hecho está más que reflejado al inicio del fragmento, pues "el loco" se presenta ante un amplio grupo de ateos, los cuales serán los oyentes de su predicción durante unos minutos. Por otro lado, aunque pueda parecer que el autor critica el pensamiento de su época, realmente no es así, pues sus ideas van mucho más allá. Más tarde puntualizaré sobre este tema, pero todo a su debido tiempo, estimado internauta.
Volvamos al tema que nos atañe. El protagonista del relato plantea una serie de cuestiones que se resumen en una sola: ¿Cómo puede ser posible que la humanidad haya destruido algo tan grande como lo que supone Dios? Esto me ha dado mucho que pensar e, inevitablemente, ha hecho que tenga que exponer ahora una duda de mi cosecha: ¿Es el ser humano más feliz sin ser fiel a una religión? Y me atrevería a ir más allá: Si Dios no existe, ¿qué sentido tiene vivir? He aquí la respuesta desde mi punto de vista. Ciertamente hay quienes se consideran ateos abiertamente y se calificarían de felices dentro de lo humanamente posible pero, en tal caso, entender su forma de vida es algo que me resulta muy complejo. Piénsalo: nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Para los creyentes este ciclo no debe suponer ningún problema, pues más allá de la muerte digamos que comienza la verdadera vida. Sin embargo, un ateo que, por lo tanto, no cree que exista vida alguna después de la muerte, ¿qué motivo puede tener para vivir? ¿Con qué finalidad mantiene este ciclo en funcionamiento? Si no hay nada más allá, contribuir a la conservación de nuestra especie carece de razón, ¿no crees?

     A continuación, me dispongo a contrastar las conclusiones que hayamos podido extrapolar del texto con el pensamiento del autor.
Ante el bloqueo generalizado de una nueva sociedad en la que la religión empieza a no tener cabida, Nietzsche destaca por defender la idea de que la humanidad debe crear sus propios valores y por hacer ver al mundo que ya basta de obedecer a seres supremos, ya basta de obedecer a las quimeras que día a día nos ahogan con sus exigencias basadas en los valores que ellas mismas han establecido, tales como la abnegación, la humildad o el arrepentimiento. Dios ha muerto, por lo que debemos alejarnos de la sublevación que la moral cristiana promueve. Llevamos demasiado tiempo condicionados por normas absurdas, normas impuestas por la religión que nos obligan a anteponer lo que se considera como "el bien" a nuestros verdaderos intereses. ¿Para qué? No por esos el pobre va a dejar de ser pobre, ni el rico va a dejar de ser rico. Ya está bien de vivir para los demás. A partir de este momento, quien quiera seguir viviendo desde la moral cristiana (quien quiera constituir una existencia débil) que continúe su camino. Sin embargo, aquellos que de verdad quieran triunfar deben aprender a guiarse por sus propios valores, unos valores que me atrevería a calificar de dionisiacos, pero que nos asegurarán una vida de éxito, perteneciente al denominado "superhombre".
Esta forma de vida, también conocida como nihilismo, resume fielmente las ideas principales del autor, el cual pensaba que si cada uno de nosotros se centraba en el bien particular, estaría contribuyendo a su vez al bien de toda la comunidad. Sin embargo, personalmente no creo que la sociedad que Nietzsche tenía en mente pudiera llegar a ser sostenible dado que, según su forma de pensar, viviríamos en un mundo sin leyes, un mundo dividido en dos bandos (fuertes y débiles) y en el que la tiranía y la injusticia estarían a la orden del día.

     Como ves, el pensamiento de Nietzsche es extremadamente auténtico e inigualable. Es por esto que me veo obligada a cerrar este post con una cita de autor, para que nos despidamos, en esta ocasión, con la sensación agridulce de dejar en el aire una cuestión:

"Es el hombre solo un fallo de Dios, o Dios solo un fallo del hombre?"


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